viernes, 18 de junio de 2010
El olvido
Estoy comiendo cuerpos putrefactos tirados como en el olvido de una carretera sin rumbo. El atardecer de noviembre se refleja frío en colores bañados de telas de araña rojizas y anaranjadas.La luz ya no me hace daño pero el contacto humano si. Mis pies están cortados y sangrantes, de muy cuando en cuando lavo mi cara en el arroyo marrón,pero el alma aún no me lo he limpiado.Sigo comiendo ,la carne es desgarrada por mis dientes negros debidos no solo a la poca higiene si no a la droga a la cual me enganche demasiado joven Me siento en una piedra angular que hace de cama improvisada en las noches de este frío mes que me persigue. El viento es gélido y hace que mis heridas escuezan más cuando sopla con fuerza. Corto mi pelo con unas tijeras hechas por piedras y trozos de colmillos de los pobres cuerpos que voy acumulando a mi alrededor. A veces sangran tanto que creo que es mi propia sangre la que se mezcla con ellos. La luna está a punto de coronar mi cabeza, escuchó golpes en el suelo, mis próximas víctimas ingenuas se adentran por la carretera sin rumbo. Huelen a frutas,flores,cerveza y miel,huelen a humanos felices,ya no lo serán,su carne flácida caerá en mis manos y entre mis dientes mientras esperan que el frío de noviembre se escape para dar lugar a un calor que ya no me pertenece. Sólo el zumbido de las moscas alrededor de los cadáveres me molestan,las personas ya no.
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